Reportera: Miriam Méndez Gómez
Fotografía: Esther Vázquez
“Las canciones no son declaraciones de principios, sino fotografías”
La tierra, la familia, las raíces, la gente que nos rodea… Todos venimos de un lugar y somos lo que somos gracias a eso, a todo lo que nuestro imaginario ha ido conformando a lo largo de los años. Mr. Kilombo, el alter ego de Miki Ramírez, tiene su particular historia, que no es mejor ni peor que la de los demás, pero es la suya, y es de verdad. Es así como él entiende también su música, como una manera de expresar todo lo que lleva dentro y aquello que forma parte de su presente. Bebiendo de artistas como Macaco, El Kanka, El Niño de la Hipoteca o Rozalén, el cantante tiene ya un lenguaje propio y una forma muy personal de expresarse a través de su arte.
Cinco discos a sus espaldas, miles de kilómetros de alquitrán, de trasnochar y dormir lo justo. Todas esas aventuras o desventuras; amores y desamores. Todos esos Sold Out o cancelaciones… Muchas historias que contarnos, en forma de canción. Pero, por encima de todo, mucha tralla. La personalidad de este artista es arrolladora, siempre capaz de hacer de lo difícil algo sencillo, mostrándonos su realidad con letras sutiles y estribillos pegadizos.
Paseamos junto a este “autor cronista” por el mítico parque de El Retiro de Madrid, y le echamos un pulso a la lluvia, que, amable, nos da unos minutos de tregua. Con una incansable sonrisa en la boca y una cercanía similar a la que se siente cuando sus canciones nos abrazan, el madrileño nos traslada a sus orígenes, concretamente, al barrio de Alameda de Osuna. También, recorremos sus últimos lanzamientos y nos adelanta detalles sobre su próximo y no muy lejano sexto álbum de estudio. Pero, sobre todo, desde su postura como cantautor, nos enseña el valor que tienen sus canciones y letras, refiriéndose a ellas como “fotografías”.
Y hablando con él, lo entiendo todo. Pero porque él es así, me lo dicen sus ojos, su mirada sincera y su trato cercano hacia mí destapan a una persona transparente, dulce y atrevida.
Vienes de una zona de Madrid que es extremadamente musical, Alameda de Osuna. ¿Cómo fueron tus inicios en el mundo de la música?
Es cierto que Alameda de Osuna es un barrio súper musical. Nunca he sabido la razón, pero hay un montón de bandas que han salido de ahí. Siempre lo achaco a que es el lugar que está detrás del aeropuerto y, por este motivo, hay un montón de locales de ensayo. El plan del barrio era caminar hasta el local de ensayo, sacar los instrumentos y echar la tarde ahí. Creo que todos empezamos cogiendo esa costumbre de ensayar los fines de semana.
En mi caso, empecé a tocar la guitarra para hacer música con mis amigos. Y, ahí en el bar, en el parque, empecé a juntarme con más colegas y a probar cosas nuevas. Posteriormente, hicimos varios grupos de versiones para divertirnos, como todo el mundo. Y, poco después, descubrí el circuito de cantautores en el Café Libertad 8 y en la Sala Búho. Todo esto me dio un impulso para pensar que yo también podía hacer algunas canciones. Y, a partir de ahí, empecé a escribir, hasta el día de hoy, que aquí sigo.
La música, ¿es tu herramienta para reconectar con recuerdos de tu pasado, para reflexionar sobre tu presente y futuro y/o para resetear?
Mi música siempre está muy ligada a aquello que estoy viviendo, es esa idea del autor cronista: no hay tanta nostalgia del pasado, sino de cosas que estoy viviendo en ese mismo momento.
Sí que empezamos un poco de esa manera, no sabía que iba a ocurrir. Es cierto que quizás, he tenido ese pasado un poco más rockero hasta que descubrí el cantautor que llevo dentro durante todo el camino. Comencé un camino de ida y vuelta con Latinoamérica. Me fui a estudiar a Cuba, luego volví y me fui a tocar a México… Y volví.
Por este motivo, siempre he tenido una especie de incertidumbre en el origen de las cosas, que no sé muy bien de dónde viene, pero que siempre está anclado en la canción. Yo creo que vengo muy de esa onda de cantautor que me da cierta licencia. Porque si la canción es sencilla y concreta, de pronto, puedo darle toquecitos y pinceladas de otros lugares, sin meterme en terrenos que nacen de mi propio estilo.
¿Cuál es el secreto para fusionar géneros musicales tan numerosos y variados y, aun así, conservar la marca inconfundible y la letra de Mr. Kilombo?
Yo creo que es un proceso de toda la vida. Es la gran batalla de todos los artistas. Es la temida pregunta: ¿Cuál es tu identidad? Aunque es algo muy complicado de describir con palabras, creo que todo parte de la canción. Sin embargo, cada artista parte de un lugar y hay gente que parte de unos sonidos electrónicos que le parecen interesante, por algún momento.
En cambio, otros artistas parten de unas percusiones o de unas folclóricas. En mi caso, bebo de la influencia de muchos autores y parto de la guitarra, porque es lo que he mamado. Son canciones que se pueden construir perfectamente con una guitarra y una voz. He recogido influencias de un montón de autores y he frecuentado mucho esos lugares de cantautor. Por lo tanto, aunque, posteriormente, lo he trasladado a diferentes sitios y he experimentado con ritmos que se alejan de la idea preconcebida que la gente tiene de cantautor, en el fondo, es esa construcción de guitarra y voz que hace que la canción esté contada a mi manera.
Creo que, en mi música, hay una importancia en la palabra y un deseo de contar mi propia historia, además de no hacer nada impostado. A raíz de esto, el proceso es similar al de construir un traje a medida, así se hace una canción. Realmente, no cambia tanto si le pones un vestido u otro, la sensación que te produce es parecida.
Considero que esta es mi esencia y por eso me puedo permitir trabajar en otros ámbitos que creo que, a lo mejor, no me atrevería a hacer, ya que son más de raíz. Soy capaz de meter un rascador de cumbia, una tumbadora, un bombo, pero, en el fondo, estoy jugando a favor de la canción. No estoy haciendo una cumbia, solo estoy pintando y coloreando, y creo que ahí me puedo tomar más licencia.
Dices que bebes de muchos autores y cantautores. ¿Cuáles son los que más te han influenciado?
La verdad es que mi top va cambiando con el paso de los años (risas). Nunca he tenido a nadie que haya seguido a lo largo de los años. Siempre he ido cambiando de referentes, desde los más cercanos hasta los más lejanos.
Recuerdo que, en la época que empecé tocando en el Café Libertad 8, escuché mucho a Carlos Chaouen, que me influenció mucho, y también escuché muchísimo a Javier Ruibal. Más tarde me dio mucho por Natalia Lafourcade... Siempre he tenido lugares comunes, pero que son reales y que están en mi día a día. En mi vida, siempre ha estado presente Bob Marley, también he escuchado mucha salsa…Rubén Blades y Héctor Lavoe.
También escucho a los Crystal Fighters. Últimamente me pongo mucho a Silvana Estrada, Kevin Johansen, Sabina siempre ha estado, Drexler siempre ha estado… El disco Tan Cerca De Mí (1997), de Pedro Guerra, me lo aprendí entero. Hay mil referencias. Te digo estas, pero puede haber otras 20.000.
Haciendo hincapié en tu faceta de cantautor. ¿Qué proceso sigues para escribir canciones? ¿Empiezas con la letra o la música? ¿Cómo sabes cuándo una canción está completa?
Normalmente parto de algo medio azaroso. No hago ni letra ni música. Primero, toco mucho. A veces toco canciones de otra gente, pero estoy bastante tiempo con el instrumento en la mano y cantando cualquier cosa. La verdad es que entro en una especie de trance, de hipnosis, y me dejo llevar por la música.
De pronto, me doy cuenta de que llevo un rato con la misma idea. Entonces, ahí es cuando descubro que hay algo interesante. Suele partir de dos o tres frases como una cosa muy concreta y pequeñita, y luego, a partir de ahí, tiro de oficio, y comienzo a construir un por qué: empiezo a preguntarme por qué me ha llevado la cabeza a este sitio o a aquel otro. Por lo tanto, mi proceso compositivo como cantautor es más metódico y cerebral.
¿Cuáles son los principales aspectos y temas de los que reflexionas en tus canciones?
En mis canciones hablo y reflexiono mucho de la manera que tenemos de relacionarnos entre humanos. También, suelo contar el proceso que estoy viviendo, me gusta ponerme en la piel de un cronista (risas). Suena un poco moñas (risas), per, en mis canciones, hay muchas referencias a historias de superación y de vitalismo. Este sentimiento de estar enamorado de la vida, aunque a veces duela, que dice Kiko Veneno. Estos son los temas que me mueven como músico.
Hablemos ahora de tus últimos lanzamientos. El 19 de mayo publicaste Palabrería (2023). ¿Hubo un evento o una experiencia en particular que dio lugar a esta canción?
Sí, sí, sí. Me apetecía escribir algo. Es una especie de despecho desenfadado que me apetecía contar. Sobre todo, quería hacer una rumba. Todo el mundo tiene la sensación de que Mr. Kilombo es una banda rumbera y, en realidad, no tenemos ni una sola rumba (risas). Por este motivo, el objetivo era ponerlo encima de la mesa y hacer esta especie de percusión loca que encaja muy guay en el nuevo disco en el que estoy trabajando.
Pero, actualmente, y desde febrero, te encuentras inmerso en una gira de conciertos en directo. ¿En qué momento compusiste Palabrería? ¿El hecho de haberla lanzado ahora como sencillo independiente, responde a algún tipo de estrategia?
Estoy siendo super impulsivo, según las escribo las saco. Hay algo de este sistema, que impera en la industria de la música, de lanzar tantos sencillos seguidos que yo no comparto en absoluto, porque soy incapaz de generar material a ese ritmo, ya que me gusta tomarme mi tiempo para escribir mis sencillos. No obstante, me gusta bastante la inmediatez. Cuando tengo un tema terminado que me gusta, lo anuncio y promociono de inmediato en redes sociales y a la siguiente semana lo lanzo.
En particular, Palabrería (2023) llevaba escrito desde hace seis meses y se publicó el 19 de mayo. Por lo tanto, lejos de responder a una estrategia, el hecho de haber lanzado ahora esta canción es algo completamente intuitivo. Venia de lanzar dos canciones más intensas, que son Ambivalencia (2022) y En Peligro de Extinción (2022), que son más nostálgicas y profundas. Por este motivo, me apetecía lanzar algún tema más desenfadado de cara a la gira de verano, para darnos el gusto de poder tocar esta canción encima del escenario. Dentro del show, me gustaría tener este momento más loco que creo que nos va a dar gloria este verano.
Ya que sacas el tema, Ambivalencia (2022) y En Peligro de Extinción (2022) son las demás canciones que has publicado desde el lanzamiento de tu último álbum de estudio. Al escucharlas, me doy cuenta de que abarcan un amplio cóctel musical de estilos, donde los ritmos latinos y el reggae son los ingredientes principales.
Para mí, estas canciones fueron una especie de experimentación. Yo creo que las canciones no son declaraciones de principios, sino fotografías. Cada canción que escribo pertenece a un momento determinado, y pueden ser momentos que estén bien alejados.
Tanto Palabrería como Ambivalencia y En Peligro de Extinción fueron escritas en momentos diferentes y, por ello, cuentan historias distintas, ya que cada una tiene su propia narrativa
No obstante, a nivel de producción, había algo que me interesaba mucho en Ambivalencia y En Peligro de Extinción, que es ese aspecto minimalista de coger elementos muy pequeños e ir, poco a poco, a los más grandes, como una especie de lupa. En cambio, la idea de Palabrería es todo lo contrario. Queríamos tocar muchas veces por pura apetencia y, simplemente, probar ritmos nuevos.
Junto a Palabrería (2023), estas canciones formarán parte de tu nuevo proyecto discográfico. Háblame de este nuevo disco, ¿verá la luz en 2023?
Tenemos ya un disco posible. Lo que pasa es que siempre me ocurre que, cuando ya veo el camino hecho, por alguna razón, me entran más ganas de escribir, entonces todavía no sé exactamente qué tipo de disco va a ser. Aún está medio abierto.
Tampoco sé el repertorio concreto que va a componer este nuevo trabajo. Tenemos cinco temas más claros, pero, actualmente, me encuentro en ese proceso creativo de que, cuando empiezo a escribir, no sé muy bien cuándo voy a parar, ya que me cuesta mucho elegir. Es justo lo que algunos dicen de “Un disco no se termina, un disco se abandona”. Vamos dando vueltas hasta que llegamos a lo que queremos realmente. No obstante, te puedo confirmar que el nuevo álbum de estudio verá la luz después de verano.
Retomando el tema de tu gira de conciertos en directo. El 2 de diciembre de 2022 despides la gira Cortocircuitos, tras dos años en ruta, en La Riviera. Sin embargo, dos meses después, anuncias la Gira Mr. Kilombo con nuevas fechas de directos. ¿Por qué tan poco tiempo entre un tour y otro? ¿Qué novedades incluye esta actual gira de conciertos en directo por América Latina y España?
Porque no sabemos decir que no y porque nos gusta mucho tocar en directo (risas). Yo vengo de un lugar muy de tocar en cafeterías. Por lo tanto, de pronto, a mí estos tiempos entre gira y gira, se me hacen muy largos. Y es que sí, es que tenemos vicio por el directo, qué le vamos a hacer (risas).
En cuanto a las novedades, hemos guardado el huequito para cantar las imprescindibles. A nosotros nos pasa una cosa muy extraña, y es que creo que hay una sensación de que nuestras canciones y nuestros sencillos son de súper buen rollo. Pero, realmente, las canciones que más éxito han tenido en todo el mundo son las más nostálgicas.
Por lo tanto, hay esa contradicción que siempre estamos intentando hilar dentro del show. Nos gusta que el espectáculo sea un poco montaña rusa: que pueda tener los momentos de explosión y los momentos de interacción loca, pero que luego también podamos poner los pies en la tierra y hacer estos temas más nostálgicos que son imprescindibles. No me imagino un concierto nuestro sin cantar Sinmigo (2018), pero también comprendo que cantar este tema en un festival por la noche es bastante delicado.
Por este motivo, siempre buscamos la manera de conducir esa energía para que vaya subiendo y bajando y, al mismo tiempo, guardando los momentos especiales y usar recursos que nos permitan fabricar esta fusión y contraste de emociones.
¿Y cuál es la fórmula secreta para conducir esa energía y, al mismo tiempo, fabricar una montaña de ilusiones en un evento de música en directo?
Es un contraste muy bestia. Buscamos la manera de elegir bien el repertorio y ver cómo el público va reaccionando, lo que nos permite conseguir más silencios. Por ejemplo, los parones secos nos funcionan muy bien: coger un tema que va poco a poco más arriba y, de pronto, que corte en seco.
Muchas veces jugamos con las introducciones para generar clímax y conseguir que este mismo clímax se entienda, porque también es mucha gente que se tiene que mover al mismo compás. En ocasiones, es necesario tomarte ese tiempo para explicar el significado de la canción. A mí, personalmente, me gusta que el show sea bastante picado y que vaya rápido y que se hable poquito. No obstante, comprendo que también es necesario parar un segundo y explicar el significado de las canciones para conseguir generar esa atención y lograr seguir un silencio cuando hay 5.000 personas delante. Especialmente cuando, lejos de ser un concierto de silencios, es todo lo contrario.
De todos los shows y conciertos que has dado, ¿hay alguno que te haya marcado especialmente?
Sí, sí, sí. Muchos. Concretamente, te puedo decir dos en particular. En primer lugar, y evidentemente, el concierto que di el 2 de diciembre de 2022 en La Riviera, en Madrid. Es muy diferente tocar en una sala en la que la gente va a verte a ti, a un sitio en el que hay gente ya de por sí. Hemos tocado en festivales enormes y es muy espectacular y divertido. Pero, realmente, llegar a casa y ver de pronto 10.000 personas que han pagado para verte y que están ahí… No tiene precio. Eso yo no lo había experimentado hasta ahora. Es un sentimiento muy potente. Sentí ese nivel de implicación de tocar para un espacio tan grande. Es algo por lo que todos los grandes músicos habían pasado y yo todavía no lo había experimentado. Realmente fue muy, muy emocionante.
En segundo lugar, destaco el show de Bogotá de este año, que fue particularmente condensado en energía. Iba yo solo y hacía tiempo que no visitaba la ciudad, concretamente, desde antes de la pandemia, asique no sabía lo que me iba a encontrar. Aunque toda la gira por América Latina ha ido super bien, destaco el concierto de Bogotá, porque era una sala muy grande para tocar con guitarra y voz. Por lo tanto, yo tenía cierto miedo y pensaba mucho en qué ocurriría y cómo iba a reaccionar todo el mundo. Sin embargo, para mi sorpresa, había 400 personas en la sala, todas poniendo una atención muy potente, todo el mundo cantando a una, todos coreando mis canciones… Enfrentarte a esta situación cuando estás lejos de casa es algo muy emocionante.
Hablando de experiencias que te han marcado… Rozalén, El Canijo de Jerez, El Kanka, El Niño de la Hipoteca o Macaco, son algunos de los numerosos artistas con los que has trabajado en tus años de carrera. ¿Qué colaboración ha sido un punto de inflexión en tu trayectoria profesional?
Fui guitarrista de la banda de Macaco hace, aproximadamente, seis años. Son muchas vivencias juntos, mucho aprendizaje y mucho ver cómo funciona una banda potente cuando yo era un pipiolo (risas).
En cuanto a las demás, hasta ahora todo ha surgido poco a poco. No suelo incluir muchas colaboraciones en mis discos… Tengo un poco de reticencia porque me doy cuenta de que, actualmente, todos los artistas lanzan bastantes colaboraciones, y no sé muy bien con qué propósito. Pero, realmente, cuando me apetece escuchar a un artista, me da cierto alivio y me gusta mucho que su disco esté limpio. El hecho de escuchar tantas voces extrañas me saca un poco de la de la película. Considero que un artista te atraiga con su música no es nada fácil… Al fin y al cabo, se crea una especie de vínculo. Entonces hay algo que no me termina de convencer de que los álbumes se creen en colaboración.
Por supuesto, por otro lado, comparto música con un montón de gente. Me recuerda a aquella época, cuando cerraba Café Libertad 8 cantando con la guitarra… Cuando nos juntábamos entre colegas a cantar. Esto, que ocurría de forma natural, era increíble.
Yo encontré el término medio entre tener mi material a mi manera y enseñar estas cosas que ocurren espontáneamente, y el canal para ello, que fue YouTube. Sin trampa ni cartón. Simplemente, estamos cantando en la calle, en cualquier lado, con el audio ambiente, sin producción, y sin ningún tipo de artificio. En este contexto, todas las colaboraciones me parecen super importantes para mí. Son gente que nos hemos apoyado mucho mutuamente, que hemos compartido un montón de música y que somos muy amigos. Por eso, me gusta mucho enseñar todas estas colaboraciones. Son mis amigos, verdaderamente.
Actualmente, quiero encontrar una fórmula nueva para cantar formatos acústicos en YouTube. Lo estamos buscando, pero seguro que el nuevo álbum incluirá alguna sorpresilla en este aspecto. Lo que hay hasta ahora son temas en guitarra y voz, que es una manera diferente de enseñar estas canciones. Pero ahora imagino que querré hacer algo con más producción e instrumentación, porque también este disco lo pide así.
Cuentas con cinco proyectos discográficos a tu espalda. Concretamente, tu carrera artística comenzó en 2018. ¿Cómo dirías que ha evolucionado tu música y las ideas que transmites en ella a lo largo de todos estos años?
Sí. Aunque en 2008 empecé con el nombre de Mr. Kilombo, realmente llevo haciendo conciertos en salas desde el año 2000. Son muchos años y creo que mi música ha evolucionado simplificándose. Considero que, cuantos más elementos quito, más destacan aquellos que hay. Por este motivo, intento no recargar las canciones y dejar aire para darle al tema la importancia que este merece.
La evolución de mi música ha ido a menos. En el primero queríamos enseñar todo lo que sabíamos, en el segundo menos, en el tercero aún menos… Y ya no sé a donde va a llegar (risas). Lo siguiente es ya hacer un disco de guitarra y voz
¿Hay algún tema o estilo que estés interesado en explorar en tus futuras canciones?
Últimamente estoy escuchando mucho Perú, la música andina que me atrae, pero no me veo todavía capacitado. Quizá por ahí aparece algo, pero no sabemos. No obstante, para mí lo importante son las canciones. Lo interesante no es tener el mejor traje, sino el traje que mejor te queda. A partir de ahí, depende de la colección que sea, le vas buscando los diferentes colores. No parto de la idea de hacer un estilo, parto de la idea de hacer una canción y, después de eso, intento ver qué le queda bien.
NO TE PIERDAS NINGÚN CONCIERTO DE SU GIRA