Reportera: Miriam Méndez Gómez
Fotografía: Esther Vázquez
Riki Rivera: “La música produce una conexión indescriptible y, los que tenemos este don, debemos comprometernos con la sociedad”
La habitación del hotel es amplia y coqueta, estilo British, con mesas y sofás bajos y techos altos. A la entrada, entre flashes, elegantes sollozos de guitarra y un llamativo photocall, escucho una voz con un acento único y característico. ‘Bienvenidas’.
Riki Rivera viste zapatos de punta, pantalón oscuro y una chaqueta marrón que durante la siguiente hora no se quitará, por lo que no deja ver su vestimenta al completo, salvo ese cuello de camisa blanca que se asoma con discreción.
En petit comité, interpreta algunas de sus nuevas creaciones, como Lo bien vivido (2023) o Las que van al paraíso (2023), tema que bautiza su segundo álbum de estudio como cantautor. Y lo hace muy bien acompañado, con su guitarra flamenca moderna y con dos dulces voces femeninas que aportan a la presentación luminosidad, ritmo y mucho, mucho arte.
Ya acomodados, hablamos sobre su nuevo proyecto discográfico. Este “gaditano afincado en Madrid” muestra una nueva visión del arte a través del instrumental, la profunda letra de sus canciones y monologa con una guitarra que habla por si sola. Las que van al paraíso (2023) es un intermediario entre la crítica y la poesía, para acceder al sentimiento por las puertas entreabiertas de la comedia.
En alguna ocasión te has descrito como un gaditano afincado en Madrid. Cuando te pregunto por la banda sonora de tu infancia, ¿qué recuerdos e imágenes impregnan tu imaginario?
Lo primero con lo que entro en contacto durante mi infancia es la copla, ya que tuve la suerte de criarme en una casa de copla. La copla viene con una carga emocional increíble, con un sentido eléctrico, profundo, auténtico. Esos mensajes de la época en los que, como no se podían decir ciertas cosas, se escribía y, como tampoco se podía escribir como realmente se quería, se decoraba, se disfrazaba y se vestía.
En consecuencia, nacían esas pedazo de obras que, cuando te contaban la historia, tu pensabas ‘Dios mío’. Por ejemplo, la copla Madrina. Si analizas frase por frase, te vas encontrando drama, te vas encontrando leyes de vida, te vas encontrando grandes historias y novelas increíbles. Nosotros nos criamos en este ambiente porque mi abuela y mi madre eran muy seguidoras de la copla. En este momento, también llega el flamenco a mi vida.
Todo esto confluye con el hecho de haber crecido en Cádiz, en un barrio carnavalero, el barrio de la Viña, en el que estaba todo junto. También había flamenco, carnaval y siempre había un tablado en cualquier sitio, porque siempre había alguna fiesta de barrio.
Nosotros fuimos unos niños que tuvimos la suerte de criarnos en una escuela artística, que es la calle. Por lo tanto, comenzamos a normalizar el cantar, el hacer un cuplé, el realizar una comedia y el crear estribillos.
Durante tu adolescencia, formaste parte de `Levantito’, tu primera banda. Comienzas a lanzar temas y, en este momento, se abre un nuevo camino en tu trayectoria profesional. Un día, un hombre os ve tocar y os propone firmar un contrato discográfico. A la semana viene de Madrid un manager de una discográfica, cuyo director era Miguel Bosé.
En este momento cambia todo porque eso no nos lo esperábamos. Nosotros hicimos grupo porque necesitábamos dar un paso más. Por lo tanto, pasamos de tocar en fiestas de los barrios a hacer nuestras propias canciones. La verdad es que lo que nos ocurrió fue de película.
Un día, de chavalitos, estábamos tocando en nuestro local. Siendo honesto, lo hacíamos bastante bien, el cantante lo hacía de categoría, las cosas como son (risas). De repente, cuando abrimos la puerta de la calle porque hacía mucho calor, pasó un señor, alto, con tupé, y resultó que era un representante. Nos dijo que nos había escuchado, que le gustaba mucho cómo sonábamos y si teníamos alguna maqueta. Era el año 1997, por lo que, grabar una maqueta, no era tan fácil como ahora.
No obstante, preparamos todo lo que él nos pidió y, cuando se la dimos, nos propuso ser teloneros de Tomasito. Posteriormente, Miguel Bosé nos fichó y nos hizo una entrevista en su programa, Séptimo de Caballería (1998). De repente, nos vimos en Madrid, y sacamos un disco con Polygram, que era una discográfica multinacional. Fue una auténtica locura. Todo esto ocurrió en el transcurso de un año.
¿Qué acogida tuvo Levantito (1998), vuestro primer álbum de estudio?
Levantito tuvo una gran acogida. Lo cierto es que funcionó muy bien porque, en aquella época, se vendía mucho. De hecho, un disco que no había funcionado, a lo mejor vendía 20.000 copias. Durante este primer año, empezamos a sonar en las emisoras más importantes, como Cadena Dial. Sin embargo, al año, se disolvió la discográfica. Por aquel entonces, nosotros éramos somos muy jóvenes. Concretamente, éramos cinco personas. Cada uno tenía una inquietud y aquello se dispersa.
En ese momento, yo pensé ‘Tengo 19 años. He dejado el instituto porque, si no, me iba a volver loco y ahora qué va a pasar’. No obstante, me di cuenta de que debía tomarme esta experiencia como un aprendizaje, llevarme una lección más de vida y sacarme yo solito las castañas del fuego. Entonces, me formé como guitarrista flamenco y comencé a trabajar en un montón de compañías de danza y a viajar por el mundo.
¿Cuál es el siguiente paso en tu carrera artística? ¿Cuando comienzas a trabajar con India Martínez? ¿Y con Arcángel?
A India Martínez le conocí en una sustitución. Concretamente, sustituí al guitarrista que ella llevaba y que no podía tocar en un concierto. De hecho, conocí a su mánager en un estudio, que me dijo ‘Tengo a una niña, que canta fenomenal, es maravillosa’, y así fue.
Por aquel entonces, India tenía 17 años. Yo le di una cinta con dos canciones. A las dos o tres semanas, me llamó por teléfono y me cantó las dos canciones durante la llamada. Perfecto. Se había aprendido todo como yo lo había diseñado. Con todos los giros. Perfecto. ‘Esta niña es un talento’, pensé. Maquetamos unos 16 temas y, para la producción posterior, contamos con José María Cortina, que es un teclista y un arreglista maravilloso. Había trabajado con Ketama, el grupo de mi infancia y, de repente, yo estaba colaborando con él. Fue el productor del disco y yo estuve un poco como coproductor asistente.
En el caso de Arcángel, nosotros hicimos una obra de teatro, Rinconete y Cortadillo, en el festival de Córdoba, y éramos dos guitarristas: Dani de Morón, que es maravilloso, y yo. Entonces, Arcángel nos vio y nos fichó. Estuvimos con él de gira durante un par de años y aprendí muchísimo flamenco. Arcángel es un amigo de toda la vida. Además, éramos muy jóvenes y él nos dio ese hueco, ese empujoncito que necesitábamos.
Fotografías exclusivas de FanFestiventos (Esther Vázquez)
¿Es entonces cuando conoces a David Santisteban?
Esta historia es bastante curiosa. Cuando David era cantante, yo giraba en Cadena Dial con Levantito, allá por 1998, y coincidía con él en las fiestas de esta emisora. De hecho, recuerdo que, al final de una de las promos, que tuvo lugar en Granada, estuve charlando con él. Entonces, él era bastante famoso y tengo muy buen recuerdo de ese encuentro. Pasaron los años y yo le seguía la pista porque soy de esos que leen los créditos de los discos. Lo seguía con admiración.
En aquella época, India estaba con Warner, pero no sabía cómo iba a continuar el contrato. Yo le compuse cuatro canciones, las grabé en una maqueta, e hice los arreglos. Lo tenía todo listo. Al mismo tiempo, David DeMaría, que es una pieza fundamental en esta historia, invita a India a colaborar en una de sus canciones, Guía de mi luz (2014), que fue toda una sorpresa. A raíz de ahí, ambos quedan con David Santisteban para grabar una canción. Y nace Luna nueva (2014). Y, cuando esa canción llega a mí, cambia por completo el concepto de canciones que yo tenía para India, porque es más maduro, más directo y real.
Lo más llamativo es que, a los dos días, yo estaba en casa de David Santisteban y nos pusimos a componer juntos. Ese mismo día hicimos una canción. Al día siguiente otra. Finalmente, compusimos tres canciones del tirón. Y conectamos genial. Y, hoy en día, seguimos trabajando juntos con las mismas ganas y la misma ilusión. Sigo aprendiendo mucho de él y le tengo gran admiración.
Y, con India Martínez y David Santisteban llegó, en 2015, el Goya por el tema principal de la película El Niño (2014).
¡Eso es! Un día estábamos en las oficinas de Sony y nos comentaron que Daniel Monzón tenía intención de rodar una película, que necesitaban una canción y que India daba el perfil. De inmediato, David y yo nos fuimos al estudio a componerla y, posteriormente, se sumó India. Sin embargo, pasaron seis meses y no nos dijeron nada. El cine es así de complejo.
A los seis meses, retoman el proyecto de El niño. Nos piden un retoque aquí. Un arreglo allá. Lo mejor de todo es que era una producción de Telecinco y utilizaron la canción para promocionar la película. De hecho, recuerdo que estaba viendo la final del Mundial de fútbol en Brasil. Alemania-Argentina. Cuando terminó la primera parte, el primer anuncio del descanso fue la promoción de la película con nuestra canción. Todavía se me ponen los pelos de punta solo de recordarlo. Fue justo ahí cuando me di cuenta de que podía funcionar para los Goya. Y así fue. En enero de 2015 fue nominada y el 7 de febrero de ese año nos dieron la estatuilla.
La verdad es que juntos sois como los tres mosqueteros. Sin ninguna duda, formáis un equipo de prestigio. Imagino que todavía se te pone la piel de gallina solo de repasar en tu mete aquella gala de los Goya.
Para gestionarlo debes tener, mínimo, dos o tres psicólogos (risas). Fue muy bonito. Lo trabajamos mucho y siempre tuvimos la ilusión de que, algún día, ese momento pudiera ser real. Fueron muchísimas las veces que pensé ‘¿Te imaginas que nos dan un Goya por esta canción?’. Y, aunque estas cosas no siempre pasan en el mundo real, aquel día sí ocurrió. Fue increíble porque te das cuenta de que, verdaderamente, las cosas pueden funcionar y de que has hecho las cosas bien. Te quedas con esa fórmula para siempre y a vivirlo y a disfrutarlo.
Hablemos ahora de tu gran estreno. ¡Estamos de celebración! Este 12 de mayo lanzas Las que van al paraíso (2023), tu cuarto álbum de estudio y segundo como cantautor. Cuéntame cómo ha sido el proceso de creación, composición y producción de este nuevo proyecto artístico.
Ha sido un proceso precioso porque me pilla en una época en la que yo ya sé perfectamente lo que quiero y disfruto completamente de mi trabajo. Hace ya muchos años que dejé de lado esta psicosis que me hacía pensar ‘Cuando escucho mi nuevo disco, me dan ganas de tirarlo’. No, ya no estoy en esa fase.
Nosotros ahora, cuando trabajamos, le damos 2.500 vueltas a todo, pero, cuando llego a ello, ya está. Aquí se queda. Y tiramos con ello p’ alante, p’ alante y p’ alante, porque, si no, te quedas ahí estancado y no lo disfrutas. A menudo, hago un ejercicio que funciona bastante bien. Consiste en escuchar la música que he publicado años anteriores y ver qué me gusta de lo que hice y qué mejoraría, para aplicarlo a mis proyectos presentes y futuros.
¿Cuál es la fórmula para quedarte satisfecho con el trabajo realizado y dejar de sentir que nunca es suficiente?
Sabiendo que, si no lo haces, te mueres. Te detiene. Terminas acudiendo a un psiquiatra y comienzan los problemas. Lo principal es tener una salud interior bonita o, al menos, controlada.
Es fundamental trabajar todo esto para que, un día, te mires al espejo y pienses ‘Estoy orgulloso de lo mucho que he trabajado y el resultado que he obtenido. He hecho lo que he podido y es suficiente’. El primer error que todos debemos evitar cometer es compararnos con el otro. Tú solo tienes que competir contigo mismo. Ser competente. Cuando era pequeño, mi abuela siempre me decía ‘Tú tienes que ir tirando pétalos por la calle, como en las procesiones y, a partir de ahí, empieza a disfrutar de la música’. Si no, este ámbito profesional se convierte en un auténtico infierno.
No hay duda de que has disfrutado mucho grabando tu nuevo disco y esto se refleja en las canciones que lo componen. Durante marzo y abril, hemos podido disfrutar de varios adelantos. Concretamente, el 17 de marzo publicaste la primera carta de presentación de tu nuevo proyecto discográfico. Se trata de La lengua (2023), un alegato en defensa de todos los acentos, dialectos y formas de comunicarnos.
Yo soy gaditano y en Cádiz se habla de una manera muy especial, por así decirlo (risas). La lengua cuenta una historia que es ficticia, que no es real, pero que ha pasado y pasa mil veces. Por ejemplo, alguien que viene de un sitio determinado y te pregunta algo. Y no es que no hable correcto, pero sí que lo hace de manera diferente. Y la gente le dice ‘Habla más claro, mastica más’. Es decir, la otra persona, antes de pedir que lo repita, directamente piensa que le pasa algo e, incluso, en algunas ocasiones, se lo dice sin escrúpulos. Y no, no pasa absolutamente nada, hablan los dos el mismo idioma, solo que, uno de ellos, es de otro lugar y tiene un acento diferente. Es un debate absurdo en 2023, en el siglo XXI, pero estas situaciones se siguen dando.
Muchas veces escucho a personas que dicen ‘Es que no entiendo ni a los andaluces ni a los murcianos, y los gallegos, cuando hablan, parece que están comiendo’. En cambio, a mí me parece algo maravilloso. Me encantan los acentos, vengan del lugar que sea. Aquí surge el debate, surge la comedia, y ya viene Manu Sánchez y ya aquello se nos va de las manos totalmente.
Al fin y al cabo, yo soy gaditano, y mantengo siempre mis orígenes y mi esencia. Me corto las venas y, en lugar de salir sangre, sale confeti (risas). Yo he tenido la suerte de viajar mucho por el mundo, pero nunca olvido de dónde vengo. Además, afortunadamente, Cádiz es una ciudad muy luminosa. Marcó mucho mi infancia y me volvió completamente dependiente de la luz, el aire, la gracia, la risa, el vino, la taberna… Madrid es maravilloso, pero ya llevo diez años viviendo en la capital y creo que es el momento de regresar a mi tierra.
También, el 27 de abril lanzase Lo bien vivido (2023). Aparte de escribir y cantar este nuevo sencillo por tangos con programaciones electrónicas, sacas a relucir tu faceta como guitarrista flamenco y muestras el crecimiento de un artista completo en constante búsqueda y desarrollo artístico.
De hecho, pienso que te desnudas emocionalmente en todas tus canciones, algo que se refleja también en la forma que tienes de interpretarlas.
Lo bien vivido aconseja a la gente que, si tienen a una persona al lado que no está bien, cuya luz es oscura, y que ha perdido el norte, se animen a escucharle, a comprenderle y a ayudarle. Evidentemente, no todo el mundo está obligado a tener herramientas psicológicas, pero Lo bien vivido pretende transmitir el mensaje de ‘Siéntate y cuéntame lo que te pasa’. Muchas personas lo único que necesitan es sentirse escuchadas y comprendidas.
A través del arte, los creadores canalizáis, de alguna manera, todos vuestros sentimientos y lanzáis mensajes que pueden ayudar a muchas personas. Desde el punto de vista de alguien que no tiene esa capacidad creativa, creo que os vemos como privilegiados y con admiración por poder utilizar todo eso para hacer algo tan hermoso.
Considero que todo el mundo debería tratar de realizar este ejercicio. A todo se llega empezando, practicando e intentándolo. Las primeras veces son complicadas, pero no sabes nunca lo que te depara la vida. Se trata de esto. Yo animo a todo el mundo a que se esfuerce por lograr aquello que de verdad le apasiona y se marca como meta. Evidentemente, influye mucho el factor suerte, pero todo se puede lograr.
En mi caso, considero que la música es un medio más de comunicación. A través de los años, he creado una manera de contar historias de forma bonita y decorada. La música produce una conexión indescriptible y, los que tenemos este don, debemos comprometernos con la sociedad. Yo utilizo la música para denunciar situaciones a pie de calle, del día a día, que se dan con frecuencia. Y lo hago… ¡Con mucho arte!
De hecho, hay un tema que se llama Pazciencia (2023) y que, si te contara el origen de cada frase, estaría completamente censurado. Estoy seguro. Pero está muy decorado para que solamente entiendas cinco conceptos clave de cada frase. Es una canción protagonizada por la ira, que radica en todo lo que vivimos hoy en día… Cómo nos están tratando en este país, cómo funciona la política… Hay que rebelarse. No nos podemos quedar al margen de esto. Nos tenemos que rebelar. Debemos usar el arte para que, esta denuncia, pase por delante del oyente de forma elegante y respetuosa.
Todas estas canciones van a sonar el 17 de mayo en el Teatro Bellas Artes de Madrid. ¿Qué tienes preparado para esta cita?
Es un concierto que esta dentro de una especie de marco teatral. Se trata de un espectáculo que tiene un comienzo abierto y un final cerrado. Por supuesto, todo esto tiene su explicación, ya que cuento con un pequeño guion. Hemos tratado de crear un concepto en que las canciones y los mensajes se entrelazan con la comedia. Los asistentes se ríen mucho, que es mi objetivo.
El 1 de mayo estrenamos en el Gran Teatro Falla, en mi casa, en Cádiz, y fue maravilloso. Funcionó fenomenal y vino mucha gente. Espero obtener el mismo resultado en la capital.