Fotografías: Ester Lozano
Redacción: Carlos Horacio
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Valió la pena. Concierto de Inti-Illimani en la Sala Changó de Madrid.
A veces, cuando encuentro por casualidad una fotografía mía de hace mucho tiempo, me vienen a la mente un sinfín de recuerdos, imágenes, canciones y experiencias vividas y soñadas sin demasiados límites. El domingo 28 de mayo de 2023 me pasó algo parecido en la Sala Changó de Madrid cuando me reencontré con Inti-Illimani. Un grupo fundado en 1967 en los pasillos de lo que hoy es la Universidad de Santiago de Chile y que desde entonces ha sido una referencia de la música folclórica, la andina, la canción protesta y la nueva canción chilena.
Fuera de la sala Changó había una larga cola de gente paciente y emocionada a pesar de la llovizna. Dentro de la sala el escenario parecía un espacio pequeño por la gran cantidad y variedad de instrumentos musicales y el patio de butacas, por cierto, no tenía butacas. El público entró con la misma paciencia y entusiasmo hasta llenar el aforo. Algunos fans extendieron una bandera chilena, otros buscaron infructuosamente una silla donde disimular el cansancio de esperar para volver a encontrarse con algunos de sus mejores recuerdos musicales.
Cuando los ocho integrantes de Inti-Illimani ocuparon sus posiciones y sus instrumentos comenzó un extraño viaje entre las resonancias y las expectativas, entre los históricos y los modernos. En esa supuesta fotografía antigua, en la que me reconozco dentro de una manifestación callejera, me veo gritando “el pueblo unido jamás será vencido” y vuelvo a escuchar ese estribillo la misma noche en la que se ratificaba el tsunami electoral de los partidos de derecha en España.
La sala se llenó de canciones conocidas de Violeta Parra (Rin del Angelito) o de Víctor Jara (El Aparecido) pero también se colmó de nuevos temas que presentaban el nuevo trabajo musical titulado “Agua” junto al músico Giulio Wilson. Un joven toscano que, con su torrente de melodías, armonías y letras, involucró al consagrado grupo con un repertorio de bellas canciones compuestas con emoción, temas para concienciar sobre la sostenibilidad, la defensa del medio ambiente, la lucha contra el cambio climático y, sobre todo, para cantar la esperanza de saber situarse frente a la inestabilidad de los tiempos que corren y la supremacía de los que se atreven a negarlo todo.
Terminó el concierto y mi vieja fotografía se convirtió en un espejo. “Vale la pena abrir un libro y descubrir un mundo y que tus sueños se hagan golondrinas”. Lo dicho, reencontrarse con Inti-Illimani y Guilo Wilson valió mucho la pena.