Fotografías: Cesar Samuel Sánchez
Redacción: Sofía Penalba Iglesias
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Judeline deslumbró en su cierre de ciclo por Madrid
Tras dos fechas con entradas agotadas tan solo la semana anterior, el espectáculo del viernes 13 de octubre fue el broche que concluyó la gira de la artista Judeline en la Sala Shoko de la ciudad madrileña.
Luces azules y moradas bañaban la sala y enredaderas de flores trepaban por los micrófonos del escenario. El público variopinto inundaba desde la pista hasta la barra. Desde grupos de amigos a parejas o gente sola; todo el mundo esperaba, al ritmo de canciones como Abre la Puerta de Triana o, incluso, (Oh No) What You Got de Justin Timberlake a que la cantante saliera al escenario.
La cantante subió al escenario y dio comienzo al concierto al sonido de EN EL CIELO entre gritos y aplausos. El repertorio se compuso por un total de quince canciones, cuatro de ellas siendo reinterpretaciones de canciones populares de otros artistas a las que le proporcionaba una gracia y un estilo que solo Judeline es capaz de transmitir.
La emoción se sentía entre el público y se contagiaba por toda la sala. Canciones como La Pestaña que soplé o Nueva en la Ciudad hacían a la gente vibrar emocionada mientras que cantaban de vuelta a la artista.
No había silencio entre las canciones ya que se escuchaban gritos de aliento a la artista a la voz de “¡guapa!” o “¡Reina!”. Un ramo de flores acabó en los brazos de la cantante, la artista lo abrazó entre sus brazos mientras que cantaba las primeras notas de su reinterpretación de La Tortura.
A diferencia de los dos conciertos anteriores, su padre no se encontraba en Madrid. “Hay una persona muy importante que es mi papá […].Ya que no está […] voy a tener que tirar a capela”. Con esas palabras se hizo silencio entre el público y lo único que se escuchaba en la sala era la voz de la artista mientras reinterpretaba Tonada de la Luna Llena. Al acabar la canción, Judeline se tocó el pecho emocionada y el público estalló en aplausos y gritos.
El último bloque del espectáculo se compuso junto a TÁNGER y ZAHARA, por su puesto acompañado por los cantos del público palabra por palabra. Además, en el repertorio no pudo faltar su último lanzamiento 2+1, donde bailó acompañada de dos bailarines que más tarde volverían al escenario para cerrar el concierto con la célebre CANIJO.
La cantante se mostró feliz a lo largo de todo el espectáculo. Se llevaba una mano al pecho mientras sonreía. Se sinceraba y admitía que había estado todo el año esperando a este ciclo de conciertos.
La artista exhibió una fuerza y un carácter que solo podría pertenecerle a ella. Sus canciones y su bailar muy propios de ella, mostraban su fidelidad a sí misma a través de la música.