Fotografías: Mónica Morita Rosas
Crónica: Ainhoa Álvarez Córdoba
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Cuatro amigos, un nuevo disco y un Wizink lleno: el “LaLaDay” ha llegado
La palabra perfecta para describirlo sería buenrollismo. Miles de luces de colores brillaban entre el público. Es viernes por la noche y no cabe ni un alfiler en el Wizink Center.
Cuando les ofrecieron el codiciado recinto madrileño en un primer momento, la banda parleña tenía clara su respuesta: no podrían llenarlo. Sin embargo, las cifras hablaron por sí mismas. Prometieron liarla, y así fue: La la love you se estrenó en el Wizink por todo lo alto con un completo sold out en una intensa gira cargada de nostalgia y energía.
David Merino, Roberto Amor, Óscar Hoyos y Lydia Carré organizaron una Prom party al estilo más peliculero. Desde coronación de reyes del baile hasta llamaradas de fuego, a petición del baterista. Nada faltó en el viernes 15 o, como la banda prefiere llamarlo, el “LaLaDay”. Las pulseras luminosas que repartieron entre el público no funcionaban como debían, pero a nadie pareció importarle. Nada les salió mal. En el escenario, entre temas veteranos como Más colao que el Colacao o Pócima del amor, se mezclaban las nuevas incorporaciones, igual que sucede con los propios miembros del grupo. En la pista, los fans no paran de bailar vestidos de gala para la ocasión. El 5 de mayo La la love you lanzó su tercer disco Blockbuster, una oda a la cultura pop de los ochenta cargada de referencias con la que vuelven a esos años de cine de aventuras, radiocasetes y amores adolescentes. Tocan Polaroid, Canción a quemarropa o Mantita y peli. Con un deje más electrónico a momentos, se mantienen fieles a su característico estilo punk popero. Ya suman tres discos de estribillos pegadizos y animados que no se van de la cabeza.
No hay manera de escuchar La la love you y no estar alegre. Ni siquiera cuando llega el turno de La canción del verano, probablemente uno de los temas más emotivos del disco. Si se presta atención, muchas letras hablan de dramas, desamores y corazones rotos. Pero el ritmo que las acompaña hace imposible no ponerse a bailar. Incluso el espectador menos efusivo movía la cabeza al ritmo de la música cuando nadie lo miraba. “Hoy tiene que ser el mejor día de nuestra vida”, enunciaba David Merino tras una intensa media hora de concierto.
Prometieron una noche llena de sorpresas que empezó con la presentación en exclusiva de su próximo lanzamiento No se te puede dejar nada, disponible a partir del 5 de abril. Erik Canales, el cantante del grupo de pop rock alternativo Allison, acompañó a la banda en su Himno (para los que están jodidos). No es una exageración afirmar que las estructuras del Wizink vivieron un momento duro. Las gradas temblaban al ritmo de la música, en todo su sentido literal, bajo los saltos de los admiradores. Los mexicanos también fueron los responsables de abrir el evento en el papel de teloneros. Y no fueron los únicos invitados de la noche. La joven artista Samuraï se unió para cantar El principio de algo, colaboración con la que ya han conseguido un disco platino y encabezar todas las listas nacionales. En Que nada nos pare (lo más importante) irrumpe la mesa de mezclas de ELYELLA, un tema que tiene todo lo necesario para convertirse en un himno. Aunque el verdadero regalo para los seguidores más fieles llegó con Carlos Díez, Jorge Retamosa y Rafa Torres, antiguos integrantes de la banda. Juntos tocaron Palomitas para dos, uno de los temas más queridos de su primer disco y el único que hacen sonar en toda la noche. Los acompaña un minuto de vídeos antiguos que resumen las memorias de décadas de trayectoria. La nostalgia traspasa las letras para ser el centro del propio concierto. En la historia de La la love you, han sido varios los miembros que se han ido despidiendo por el camino pero, al final, todos pudieron disfrutar de ver su sueño hecho realidad: 16.000 personas coreaban sus letras con todas sus fuerzas. Aunque es inevitable echar en falta la presencia de Celia Becks en el reencuentro. Fue la bajista del grupo durante diez años, antes de dejar su relevo a Lydia Carré en 2023 para dedicarse a proyectos personales.
Y, ¿qué fue de El fin del mundo? En cierto modo, fue la canción con la que empezó toda la locura. Y, como no podía ser de otro modo, la ganadora del quíntuple disco platino fue la elegida para dar el cierre a la noche. Con más de 125 millones de reproducciones en Spotify, la canción lleva más de tres años sin bajarse de listas. Desde que la cantante Amaia mencionara al grupo en una entrevista para La Resistencia en 2019, el grupo no ha hecho más que ganar reconocimiento. Tras doce años de trayectoria, tan solo necesitaron un par de minutos de protagonismo para escalar hasta el centro del foco. El resto, lo han conseguido con su alegría contagiosa, y sus letras pegadizas y fáciles de escuchar.
Allá por los noventa, tres compañeros de clase sin mucha idea de música decidieron comprar un bajo y una guitarra con el dinero que les sobraba de vender papeletas para el viaje de fin de curso. Ahora, tienen a todo un Wizink saltando a sus pies. “Esta noche no la vamos a olvidar nunca”, repetía Merino. Pero no acaba aquí. Llevan tres años sin parar de hacer giras, y todavía tienen la agenda llena de festivales para este 2024. Acaba el concierto y ellos siguen bailando sin parar desde la pasarela del escenario. Como si se tratase de una discoteca en el momento de cerrar, hizo falta encender las luces del recinto para que realmente terminara la noche. No querían dejar el escenario: volvían a ser unos adolescentes con el sueño de convertirse en estrellas del rock. Al final, no dejan de ser cuatro amigos a los que les encanta lo que hacen.