El miércoles 7 de agosto comenzó el Sonorama 2024 con un calor que podría haber convertido a cualquier otro festival en una olla a presión. Pero, claro, cuando el Sonorama se pone en marcha, hasta el termómetro parece entrar en modo fiestero. Aranda de Duero se llenó de almas ansiosas, listos para una primera jornada que prometía ser una avalancha de buena música y recuerdos inolvidables.
A las primeras de cambio, la ciudad ya estaba rebosante de vida. Desde el mediodía, la energía era palpable, y los primeros en abrir el fuego fueron La Bien Querida. La artista, que ya tiene un lugar especial en el corazón del público, no defraudó. Con un setlist que combinaba su nuevo material con los éxitos que han hecho de su nombre un sello distintivo, La Bien Querida dejó claro que su presencia en el escenario es una fiesta garantizada. Desde clásicos como “De momento Abril” hasta “Poderes extraños”, la artista ofreció una mezcla que hizo que el calor pareciera más llevadero.
Luego, la tarde continuó con una serie de actuaciones que mantuvieron el nivel alto. Standstill no solo cumplió con las expectativas, sino que las superó con creces. El regreso de la banda después de casi una década se sintió como una fiesta de reencuentro. La apertura con “Me gusta tanto” y el repaso por su discografía mostraron por qué la banda sigue siendo una de las más queridas del circuito indie.
La tarde seguía sin tregua, y la siguiente parada obligatoria fueron los Califato 3/4. Su estilo, que es como un cóctel entre rock, flamenco y pura fusión, encendió el ambiente con una intensidad que solo ellos saben ofrecer. La combinación de marchas de Semana Santa con ritmos flamencos demostró que son un grupo sin etiquetas, y el público no tardó en rendirse a sus pies.
El escenario se mantuvo encendido con Los Planetas, quienes regresaron con un Eric a la batería y un setlist que incluyó desde “Segundo premio” hasta “Mi hermana pequeña”. Los Planetas tienen esa capacidad especial de ser clásicos y, al mismo tiempo, mantener la tensión y el entusiasmo de su audiencia. Su presentación, aunque cargada de emoción y un toque de nostalgia, ofreció un espectáculo que atrajo tanto a viejos seguidores como a nuevos fans.
La noche continuó con una vuelta a la diversión con Ladilla Rusa. Con canciones pegajosas y una actitud desenfadada, la banda logró que el público se moviera al ritmo de “Bebo” y “Kitt”, mostrando que el entretenimiento no está reñido con el activismo. La banda, con su actitud provocadora, ofreció un espectáculo que fue a la vez divertido y consciente, dejando claro que son mucho más que una simple dosis de buen rollo.
La jornada del miércoles también marcó el regreso de La Habitación Roja, una banda que ha estado en el corazón de muchos desde hace años. Abriendo con “La segunda oportunidad” y rindiendo homenaje a su productor fallecido, Juanma Carrillo, el concierto se sintió como una celebración de la música y la amistad. Con temas como “Patria” y “Indestructibles”, el grupo ofreció un show cargado de emoción y buena vibra.
El Columpio Asesino también dejó su marca al decir adiós. Su despedida como banda fue emotiva y celebrada con fervor, recordando a todos por qué su presencia en el indie español ha sido tan influyente. La jornada se cerró con Carlangas y Los Cubatas, quienes ofrecieron un final explosivo a un día ya de por sí memorable. Con una mezcla de nostalgia y fiesta, la combinación de estos dos proyectos hizo que la primera jornada del festival se sintiera como un viaje por la historia reciente del indie y el pop español.
Por otro lado, no parábamos e íbamos de un lado a otro para no perdernos nada. El escenario Tierra se convirtió en nuestro cuartel general para descubrir joyas emergentes y propuestas frescas. Aquí, cada banda tenía su propia historia, y no podíamos dejar pasar la oportunidad de sumergirnos en cada una.
Alba Reche inauguró nuestra jornada "terrenal" con una actuación que fue un claro recordatorio de por qué está emergiendo como una de las voces más interesantes del pop español. Con su habilidad para mezclar vulnerabilidad y fuerza en cada interpretación, reafirmó lo que todo el público lleva esperando 3 años: su nuevo album.
Por otro lado, Juancho Marqués subió al escenario con su característico estilo que fusiona rap y ritmos urbanos. En sus 14 años de carrera, Juancho es como ese buen vino que mejora con el tiempo. Si en sus inicios la promesa estaba clara, hoy día su música ha adquirido una profundidad que solo se logra con los años. Y no faltaron sus temas míticos como "Nos Vamos a Comer el Mundo" o "Te Acuerdas Que".
Luego, Recycled J, el hijo de la ruina que se ha vuelto todo un casanova, reivindicando lo urbano y dejando a muchos con la boca abierta. Regresó tras un parón de cuatro años. Aunque sus fans bromeaban diciendo que ni siquiera actualizaba su edad en Spotify, su regreso no decepcionó. No deja atrás su era dorada y te ciega con esta nueva etapa. Además tajo de sorpresa a su gran amigo Juancho Marqués para interpretar juntos "Ibiza".
Finalmente, SamuraÏ cerró la jornada en el escenario AFMCYL, consolidándose como una de las grandes promesas del pop español. La pista estaba repleta y el público cantaba sus canciones con fervor, evidenciando que Samurai no es solo una artista prometedora, sino una realidad imparable en el panorama musical actual.
Como mencionábamos antes, el Sonorama Ribera no es solo un festival de música, sino una fiesta que arranca desde la mañana. Para los más fiesteros, la jornada del jueves comenzaba a las 12:00 con actuaciones como las de Candela Gomez y Malmö 040. La plaza se llenaba de energía desde temprano, con algunos ya sacudiendo la resaca del día anterior y otros que aún no habían dormido, moviéndose al ritmo de la música desde el primer minuto. Pero nosotras, sabias y estratégicas, decidimos darnos un respiro y disfrutar de un merecido descanso antes de lanzarnos de nuevo a la acción desde las 19:00.
Cuando el sol ya empezaba a ceder un poco, la tarde del jueves comenzó a hervir con actuaciones que prometían y cumplían. Hinds, con su desparpajo característico, volvió a poner el pop rock en el centro de atención. Aunque la temperatura aún seguía siendo bastante elevada, la banda supo mantener la frescura en su actuación, llevando a todos en el recinto a un viaje sonoro con sus temas más pegadizos.
No tardó en hacerse sentir la magia de El Kanka, que subió al escenario con su guitarra y su alegría que lograron conectar de inmediato con el público. Luego, Luz Casal hizo acto de presencia para entregar una actuación que no solo fue un recital musical, sino una lección de cómo se puede mantener la calidad y la intensidad a lo largo de los años. Con su voz poderosa y su presencia magnética, demostró por qué sigue siendo una de las grandes voces del panorama español.
Cuando el sol se puso, Maikel Delacalle entró en escena y encendió la noche con su estilo urbano. Canciones como "Soldi", "Ganas" o "Condiciones" fueron la antesala perfecta para Natos y Waor, quienes subieron al escenario con una fuerza arrolladora, llenando el recinto con su rap incisivo y potente.
Y si pensábamos que el jueves no podía traer más sorpresas, estábamos equivocados. La noche fue testigo de una serie de actuaciones inesperadas que mantuvieron a todos en vilo. Niños Mutantes, en su despedida oficial, ofrecieron un emotivo show que cerró con broche de oro una etapa en su carrera. Aunque la emoción estaba en el aire, el amor y el entusiasmo de sus seguidores hicieron que el adiós fuera un evento memorable.
El viernes 9 de agosto en el Sonorama Ribera 2024 fue el día que todos esperábamos. La fiesta arrancó de madrugada y, como si fuera la misa de los domingos, allí estábamos desde las primeras horas, con el calor del sol y el ritmo en el cuerpo.
La Plaza del Trigo se convirtió en el epicentro del festival, y desde bien temprano, Miriam Rodríguez, Merino y Karavana llenaron el ambiente de un pop contagioso que preparó el terreno para lo que se venía. Pero la verdadera magia llegó con Supersubmarina, quienes hicieron una aparición simbólica que tocó las fibras más profundas. La presentación de su banco homenaje en el escenario fue el momento más emotivo del festival. La plaza estalló en aplausos y lágrimas mientras recordábamos los buenos tiempos.
Pignoise no tardó en seguir la estela de emociones, reviviendo la nostalgia con sus clásicos y demostrando que el tiempo solo ha hecho que sus canciones sean aún más queridas. La Plaza del Trigo seguía vibrando.
Por otro lado, los escenarios alternativos también estaban en plena ebullición. En la Plaza La Sal Vibra Mahou, Solo Carmen, Underwallace y Superframe mantuvieron el ambiente animado, mientras que en el Charco, Mamá Vudú y DrefQuila ofrecieron una explosión de ritmos que no dio tregua.
A las 19:00h, el Escenario Ribera del Duero se llenó de los acordes nostálgicos de Despistaos, seguidos por el tributo a Antonio Vega en el Aranda, un homenaje que hizo que todos se detuvieran un momento para recordar.
La noche estaba reservada para los grandes nombres. Veintiuno, con su pop de impacto, y Dani Fernández, que hizo de su actuación un evento especial al invitar a Jaime de Supersubmarina. Luego, Shinova tomó el escenario principal y demostró que su crecimiento es imparable, presentando su nuevo disco con una potencia arrolladora.
Niña Polaca y Billy Flamingos en el Tierra de Sabor mantuvieron la fiesta encendida, mientras que el AFMCYL ofreció una variedad musical que hizo que cada rincón del festival estuviera en llamas. El Comedia / Dance Hall también tuvo su momento con actuaciones y podcasts que mantuvieron el buen rollo hasta el final.
El último día "fuerte" del Sonorama Ribera 2024 llegó con la promesa de un broche de oro. Aunque el cuerpo ya pedía descanso y las piernas empezaban a sentir el peso de días intensos, el alma de todos los presentes seguía joven y dispuesta a seguir la fiesta hasta el final.
El día arrancó tranquilo en la Plaza del Trigo con Carmen 113, Claim y Andreew, quienes dejaron claro que la mañana no iba a ser un mero trámite. Pero si buscabas el verdadero impacto, había que esperar a la tarde.
Y vaya si valió la pena. El Escenario Ribera del Duero se encendió con la llegada de Nunatak, que preparó el terreno para Álvaro de Luna y Rozalén, la cual, con su sensibilidad y el toque de lengua de signos, logró emocionar a todos. Sin embargo, el verdadero espectáculo empezó cuando Hombres G se subió al escenario. Los veteranos desataron un aluvión de nostalgia con clásicos como "Devuélveme a mi chica" y "Voy a pasármelo bien". Fue el tipo de show que te hace recordar por qué amas la música en vivo: pura adrenalina y recuerdos que se vuelven presentes.
Pero no nos detuvimos allí. La Casa Azul continuó con su pop alegre y reflexivo, un toque perfecto para mantener la energía alta. El ritmo se mantuvo frenético con Varry Brava, que hizo que la pista se convirtiera en una auténtica fiesta.
Y mientras algunos se dejaban llevar por la nostalgia en el escenario principal, otros se movían al compás del urbano con Dollar Selmouni y Paula Mattheus en el Tierra de Sabor, y el AFMCYL brilló con la potencia de Delaporte y Joven Dolores.
Y así, entre sudor, risas y una buena dosis de resaca, llegamos al final de otro épico Sonorama Ribera. Aranda de Duero nos ha brindado otra fiesta monumental, una experiencia que solo ellos saben orquestar con tal maestría. La programación fue un torbellino de emociones, con cada día repleto de música que nos hizo saltar de un escenario a otro como si no hubiera mañana. Y, sinceramente, no lo hubo. El festival nos arrastró en un remolino de ritmo y energía que hizo que el descanso pareciera un lujo inalcanzable.
Así que, a todos los que se quedaron con las ganas o a los que simplemente buscan una excusa para volver a dejarse llevar, marquen ya en sus calendarios la edición de 2025. Si el Sonorama 2024 fue así de inolvidable, no quiero ni imaginarme lo que tienen preparado para el próximo año. ¡Nos vemos en Aranda de Duero para seguir la fiesta y vivir más momentos épicos!