Toledo Beat Festival 2023 Cronica y Fotografias

TOLEDO BEAT FESTIVAL

2 y 3 junio 2023 - Toledo

Fotografías: Esther Vázquez

Vídeo: Ester Lozano

Redacción: Miriam Méndez

Está prohibido difundir las imágenes sin dar créditos a @fanfestiventos



La primera edición del Toledo Beat Festival se planteaba como un proyecto diferente, alternativo a los ya existentes en la Comunidad de Castilla-La Mancha y original en su contenido y forma. Para un entorno pequeño y acogedor como el Recinto Ferial La Peraleda, eran necesarios unos artistas que se alejaran de los típicos carteles.


Pero el ambiente del Toledo Beat Festival no solo se impregnó por su propuesta musical, sino también por su oferta gastronómica y opciones de entretenimiento para el público. Mientras los acordes de las bandas inundaban el recinto ferial, los visitantes podían disfrutar de una amplia selección de refrescos, disponibles a precios asequibles que oscilaban entre tres y cinco euros.


También, para aquellos que deseaban deleitarse con algo más fuerte, el festival ofrecía una variedad de copas y bebidas alcohólicas con precios de entre ocho y 12 euros, proporcionando a los asistentes la oportunidad de degustar una amplia gama de sabores y combinaciones mientras disfrutaban de la música en vivo.


En cuanto a la comida, el festival contaba con una serie de food trucks ubicados de manera estratégica en el recinto. Estos vehículos de comida rápida ofrecían una gran variedad de platos deliciosos y sabrosos para satisfacer los antojos de los visitantes. Además, a pesar de la afluencia de público, la organización había previsto adecuadamente la cantidad de furgonetas gastronómicas para evitar grandes colas y permitir a los asistentes disfrutar de sus comidas favoritas sin largas esperas.


De la misma manera, en el recinto se dispusieron merenderos que brindaban la posibilidad de sentarse y disfrutar de la comida en un ambiente relajado y cómodo. Todo esto, combinado con bandas de todos los estilos, han completado una experiencia muy especial.


Se ha bailado al sol en el ambientado Escenario Vibra Mahou y escuchado y explorado en el singular Escenario del Ayuntamiento de Toledo durante dos días intensos que ni la lluvia fue capaz de parar. Os contamos el transcurso de este fin de semana repleto de buena música en un espacio tan singular como envidiable.


Viernes 2 de junio 

La jornada comenzó en el Escenario del Ayuntamiento de Toledo con una de las bandas que más evolución ha tenido en los últimos años. Marlon hizo las delicias de los asistentes al Recinto Ferial La Peraleda con un repertorio de sus canciones más exitosas. La ilusión del trío asturiano por tocar en Toledo se hizo patente y, con el objetivo de encender al público desde el inicio del show, el grupo dio el pistoletazo de salida al evento con 96, tema que precedió a Rubio loco


Adrián Roma, voz y líder del grupo, continuó la velada agradeciendo el apoyo del público e introduciendo el siguiente título, Amorfina, que el público coreó en medio de una tarde cada vez menos apacible climáticamente. Pese a que la afluencia no llegaba a los niveles esperados, los asistentes al concierto se mostraron enérgicos y dispuestos a disfrutar de una de las bandas más célebres de la jornada. 


Los asturianos buscaron suscitar todo tipo de emociones, especialmente a los románticos del lugar, para los que entonaron Tequila y Candela, Marzo en febrero y Mi Macarena.


Los espectadores se fueron animando, incluso con momentos en los que la banda se quedaba callada y el público respondía cantando esas partes de los temas, como con De Perreo


El grupo asturiano cerró la velada con uno de sus platos fuertes, 24/7, ante los vítores del público que pidió una más. Como regalo, Marlon cantó Volveré, poniendo fin a la primera actuación del festival. 


El escenario Vibra Mahou se iba llenando según se acercaba uno de los platos fuertes de la noche. Arde Bogotá tomaba el relevo de la jornada y un buen número de adeptos se habían acercado a La Peraleda para disfrutar de una de las bandas más aventureras y nómadas del panorama musical actual. 


El eje central del nuevo disco de Arde Bogotá es precisamente ese. Los maleteros, la carretera, los coches, las furgonetas, el asfalto, la libertad y las autovías. De alguna manera, un imaginario trasladado del New Jersey de Bruce Springsteen en los setenta a la Cartagena del siglo XXI donde, por otro lado, se reivindica a las bandas de rock casi como una especie en extinción. Aunque me gusta más Murcia que el lado menos noble del East River. 


En definitiva, un viernes noche donde estos Cowboys de la A3 (2023) deleitaron a los allí presentes con canciones que rebosan de intención y buscan su propia generación. Los Perros, Abajo, Besos y Animales, Qué Vida Tan Dura y Millenial abrieron un concierto que ni la lluvia estaba dispuesta a perderse. 


De hecho, las primeras gotas de la noche entonaron los ritmos de Veneno, que precedió a La Salvación, Virtud y Castigo, Todos Mis Amigos Están Tristes, Exoplaneta, Antiaéreo y Cariño. 


Así, los integrantes, forajidos en dirección contraria por la A3 de una industria musical enajenada por el vil metal, pusieron el broche de oro a la noche del 2 de junio con más de una decena de canciones y una constatación: Arde Bogotá está mutando en una banda de rock aún más voluminosa de lo que en un inicio pudimos llegar a imaginar. 

Toni, el cantante, se deja esa melenita que provoca cierta confrontación en la espera y que saca a la palestra nombres importantes: Héroes del Silencio en general y Bunbury en particular. Palabras mayores. 


¿Los siguientes invitados de la velada? Nada más y nada menos que Dani Fernández y Lola Índigo. No obstante, lo que sería una de las mejores noches para los más fieles seguidores de las dos cabezas de cartel, terminaría inundándose de tristeza, decepción y alguna que otra pincelada de enfado.

Un cielo encapotado que dejó una buena tromba de agua obligó a cancelar las presentaciones previstas de estos talentosos artistas. 


Sin embargo, entre decepción y decepción, Dani Fernández, demostrando su pasión y dedicación a la música, no se rindió fácilmente. Armado únicamente con su guitarra y sin ningún tipo de amplificación, se acercó al escenario del Ayuntamiento de Toledo y brindó una experiencia acústica íntima y única a los presentes.

A pesar de la falta de micrófono y los desafíos técnicos que conllevaba esta situación, el manchego cautivó al público con su talento y entrega. Interpretando tres canciones de manera sincera y emocional, logró conectar con aquellos que se encontraban allí, creando un momento especial y memorable en medio de la adversidad.


Sábado 3 de junio 

El hombre del tiempo pronosticaba un sol radiante para el segundo y último día del Toledo Beat Festival. El número de asistentes que se reunió para recibir a Merino en el recinto ferial aumentó considerablemente con respecto a la jornada anterior. A las 18:30 horas de la tarde no había un alma que no estuviese bailando con el contagioso buen rollo de la banda, que inició su actuación con su último lanzamiento Bailando con Lobos. 


A modo de entremés, los madrileños endulzaron la velada con un pop-rock en la línea de Amaral u otros combos patrios, y con un carácter intergeneracional que rebosaba garra y energía. Tampoco se puede negar la maravillosa voz de su frontwoman, Sandra Merino, que brillaba en piezas como Cerca del invierno (mención especial a Mikel Izal), La Habitación de Enfrente, Jugando al Ajedrez, Persiguiendo el Sol y Que No Se Entere Nadie. 



Sin lugar a duda, la banda constituye la mejor opción para esos remansos de paz que, incluso, poseen los aperturistas a los aficionados al punk o al heavy metal, y que aquel día era más que necesario. 


Una interesantísima mezcla de estilos musicales e influencias se produjo algo más tarde en el Escenario Vibra Mahou. Diego (voz, guitarra y teclados), Pepe (batería y percusión), Rafa (guitarra) y Yago (bajo), componentes de Veintiuno, salían sonrientes a escena, en gran medida porque, esta vez, tocaban en casa. 


Con el recinto a rebosar sonaron Una Gran Intro, La Ruina, Salvavidas, La Llorería y Pirotecnia, entre muchos otros de sus himnos. Rafa rasgaba la guitarra con garra, Diego seguía sin parar el compás de las canciones, Yago se paseaba con soltura entre las cuerdas del bajo y Pepe golpeaba la batería sin descanso, mostrando con cada golpe el camino a seguir. 



De esta manera, la energía fluía desde el escenario y se expandía por todo el recinto. Y es que la música corre por las venas de este cuarteto y su entrega al público es absoluta.


La variedad de registros y estilos contenida en el cartel del festival se hacía patente con la llegada inmediata de Sexy Zebras. El plan era, simplemente, rock ‘n’ roll, y los madrileños demostraron tenerlo todo: desde la presencia hasta la actitud. 


Comienza a sonar Bailaremos, un tema que para nada hace sospechar de lo que va a ocurrir en ese momento. Entonces los tres miembros de la banda aparecen en el escenario, con pelos largos y pantalones anchos, y con el propósito de dejarse la piel durante una hora escasa. Y lo consiguieron… Vaya si lo consiguieron. 


Una a una empiezan a desfilar canciones del último disco y el público se va animando a medida que se da cuenta de que todos son auténticos temazos perfectamente coreables. Pero no es un espacio de rock crudo, quizás sea eso lo que los aleje de la etiqueta punk, al menos en mi opinión. Sin embargo, sí tienen el componente de crítica social-política y la actitud. Y sí, los Sexy Zebras son pura actitud y energía.


Suenan Jaleo, El Semental, UCPR, o Todos o Ninguno, Búfalo y Blanco, Charly García, Nena, Quiero follar contigo, Puñales y Claveles y Tonterías. El sonido es sorprendentemente bueno y la intensidad de la batería o los punteos de guitarra encajan perfectamente con la energía que destilan los músicos.



Llegado el final del concierto, el mismo vocalista se metió entre nosotros para iniciar un pogo, dejando el listón bastante alto para los seis artistas que aún tenían que demostrar de qué estaban hechos durante la celebración de la primera edición del Toledo Beat Festival. 


Iván Ferreiro tomó el relevo de la noche y lo hacía a lo grande, congregando a los pies del escenario a un gran número de personas que, emocionados, se rindieron ante el talento de uno de los clásicos en la historia pop-rock de nuestro país. 


El exvocalista del más que conocido grupo Los Piratas salió a escena bastante puntual, a las 21:00 horas de la noche, acompañado de su banda para comenzar un show de 60 minutos, donde la euforia del público se podía hasta respirar. El equilibrio es imposible, El pensamiento circular y En las trincheras de la cultura pop fueron algunos de los temas que el vigués interpretó en aquella noche de leyendas. 



Un espectáculo que, sin decepcionar a nadie, probablemente hubiese tenido más éxito en un recinto de dimensiones reducidas, que permitiese disfrutar de manera diferente de los matices de una voz tan peculiar como la de Iván Ferreiro y de sus composiciones, generalmente de ritmo moderado. A pesar de ello, muchos de los allí presentes se llevan a casa una experiencia difícil de igualar.


La hora de cenar se atrasó lo necesario para visitar el acogedor Escenario del Ayuntamiento de Toledo a través de los dejes indie y rock, vestidos de pop, de Viva Suecia.

Las 22:00 horas de la noche, 3 de junio de 2023, en el Recinto Ferial La Peraleda no cabe un alma más. Una pancarta en defensa del Mar Menor, música de fondo, miradas hacia el escenario. Todavía no ha empezado el espectáculo, pero Viva Suecia está a punto de salir. Ya se mueven los pies, ya se notan los gritos en las gargantas, ya se sienten dentro las canciones.

La banda murciana dio su particular vuelta de honor en la segunda noche consecutiva del Toledo Beat Festival para celebrar su primera actuación en directo sin lluvia desde hacía un mes. En un escenario sobre el que se proyectaban imágenes coloridas y vistosas, el cuarteto titular salió apabullando, cantando No Hemos Aprendido Nada, pero esto ya no se lo cree nadie. Estos chicos han aprendido y mucho. En menos de diez años han consolidado una carrera ascendente plasmada en su excelente cuarto álbum, El Amor De La Clase Que Sea (2023), publicado este mismo año. 


Tan seguros están de su potencial, que a los diez minutos despacharon el tema que fue su primer hit, A Donde Ir, carne de bis para cualquier otra banda.


Sin ser ninguna experta en su repertorio, se distinguen claramente los temas de su última etapa, con un sonido más nítido y un mejor tratamiento de la voz, de los de sus primeros trabajos, con una instrumentación algo más saturada. Y esto mismo se traslada al directo. 


En la traca final de la hora y 15 minutos que duró su concierto, hubo tiempo para un generoso bis de cuatro temas iniciado con su cañonazo El Bien y cerrado con Amar el conflicto. Lo cierto es que un concierto de Viva Suecia te permite gritar las canciones que ya gritas en tu casa, pero mejor, porque esta es una de esas bandas que suenan aún mejor en directo.


Las canciones de Lori Meyers tienen un componente mágico que hace que vivamos en un eterno verano, pues para ellos Siempre brilla el sol. Pero en esta ocasión, lo único que brilló fue la banda granadina, y mucho, además. 


Noni (voz y guitarra), Alejandro (guitarra) y Alfredo (batería), se subieron al escenario dispuestos a convertir el festival en una historia memorable. Y lo hicieron de la forma que mejor saben, a golpe de canciones, arrancando con Seres de Luz y Planilandia, que precedieron a Luces de Neón, un clásico que reconocimos tras sonar los primeros acordes y que celebramos con un brindis en el aire y un aplauso de esos bien largos, de esos que salen por inercia.


Estábamos sumidos en aquel instante, seguros de que cada canción superaba a la anterior, pero llegó el turno de Primaveras y, con el objetivo de sorprender a su público, la agrupación invitó a subir al escenario a su paisana Anni B Sweet, el alter ego de Ana Fabiola López. 


Siguiendo el compás que marcaban tanto Noni como la cantautora, repetimos ese estribillo como un mantra, cuajando unas voces con otras. Lori Meyers alargó reiteradas veces ciertas frases del tema, estirando al máximo cada momento sobre aquel escenario que, por primera vez, los veía disfrutar. Estoy segura de que la ovación final se escuchó en todo Toledo.


Ovación que se intensificó cuando La Casa Azul apareció en escena 15 minutos antes de lo esperado. Regalando confeti de todos los colores a su público, el grupo español interpretó sus grandes hitos. 



Mucho efecto y distorsión en la voz y ritmos techno de fondo presentaban una forma de ver la música y los conciertos propia de las nuevas generaciones. Y es que, si algo ha quedado reflejado en el Toledo Beat Festival 2023, es la manera en que los jóvenes comprenden y viven la música

Share by: